domingo, 24 de octubre de 2010

BICENTENARIO DE ORURO

6 DE OCUBRE
El 6 de octubre de 1810, orureños, de todos los estamentos, se sublevaron por segunda vez en contra del mal gobierno español. La primera vez fue el 10 de febrero de 1781. En la memoria colectiva de los orureños y de los bolivianos el movimiento del 10 de febrero tiene más relevancia, prueba de ello es que la plaza principal lleva como nombre esa fecha y, es en esa fecha, que se celebra la efemérides departamental.

No se puede negar la importancia histórica del 10 de febrero, es un movimiento pionero en el proceso hacia la independencia y es también emblemático porque Oruro fue la única ciudad en plegarse a la sublevación general de indios, la única en la que la elite criolla, la plebe y la masa indígena desfilaron juntos celebrando la coyuntural derrota del español europeo y el inicio de una nueva época. La alianza y la victoria duraron poco, pero quedaron como un importante ejemplo para la historia; de ahí que sus caudillos, como los hermanos Rodríguez, Pagador y Santos Mamani, sean más conocidos y reciban más homenajes que Tomás Barrón.

Sin embargo, la gran trascendencia del 10 de febrero no quita la importancia del movimiento del 6 de octubre de 1810. Para comprenderlo es necesario recordar el contexto internacional y nacional.

Al inicio de 1810, los caudillos de la sublevación de Chuquisaca estaban presos y los de La Paz fueron condenados a muerte para público escarmiento. Paralelamente, los franceses conseguían una gran victoria contra la resistencia española al tomar Sevilla, sede de la Junta Gubernativa. La noticia repercutió en América y dio paso al surgimiento de un nacionalismo hispanoamericano que por entonces planteaba, más que independencia, autonomía con gobierno propio americano.

Así se sublevaron Caracas, Buenos Aires, Bogotá, México, Santiago y, a partir del segundo semestre de 1810, una a una las ciudades de la Audiencia de Charcas. La primera fue Cochabamba, luego Santa Cruz y luego Oruro.

En Oruro, desde hacía meses se vivía una situación política tensa a raíz de la sublevación del pueblo de Toledo a la cabeza de su cacique Titicocha. Por el temor de una invasión indígena, el Cabildo orureño pidió ayuda a Cochabamba, que envió tropa encabezada por Rivero y Arze, ayuda que logró apaciguar los ánimos, pero que a su vuelta a Cochabamba protagonizó el movimiento libertario cochabambino.

La noticia repercutió inmediatamente en Oruro y la ciudad se dividió en dos bandos: los pro realistas, que estaban de acuerdo en depender del Virrey del Perú, y los patriotas, que abogaban por reconocer y apoyar a la nueva Junta Gubernativa de Buenos Aires.

Esta última posición cobró más importancia y, por presión popular, el cabildo orureño decidió adherirse a la Junta de Buenos Aires y, por lo tanto, desconocer a las autoridades españolas. La decisión era arriesgada por la cercanía de las tropas realistas que avanzaban, desde el Perú, para detener al ejército auxiliar argentino, pero orureños y cochabambinos lograron derrotar a esa tropa en los campos de Aroma. De ahí el necesario homenaje a Tomás Barrón y los protagonistas del 6 de octubre y los días posteriores.

Así la sublevación de Oruro, como las de Cochabamba y Santa Cruz contribuyeron al avance victorioso de Castelli y que en 1810 termine todo el territorio de Charcas liberado, pero no definitivamente. La guerra se prolongó 15 años y Oruro, por su posición estratégica, fue una de las ciudades más golpeadas con las tomas y retomas de ambos ejércitos.